viernes, 25 de mayo de 2012

equilibristandome

Y de repente sentir que estás en la cuerda floja, en medio de la actuación de tu vida, a mitad del recorrido para conseguir un triunfo. Las piernas te tiemblan, se te eriza toda la piel, las pupilas se dilatan, el cuello se tensa como si fuese el de un cisne... Y tu no quieres avanzar.
Te paras en seco, dejas de ver a los espectadores expectantes, dejas de oir el silencio sepulcral del emocionado público, y no quieres seguir arriesgando tu vida.
Todo se para para tí. No hay más. No quieres respirar, no quieres lanzarte al vacio.
No quieres seguir en la cuerda.
Y nadie te sostiene los pies si decides tirarte, y no quieres que te los sostengan.
Para ti hoy la cuerda es cuerda y el tiempo es tan inmedible que no importa que la cuerda se haga vieja y se pase, lo que importa es que tu abras envejecido con ella.

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